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Capítulo 33.

Jimin aún estaba al lado de Jungkook, sosteniéndole la mano, cuando la puerta se abrió y el señor Hongseok entró a la habitación. Su nieto lo observó, sonriéndole con una sonrisa débil pero cariñosa.

—Hola abuelo —saludó y los ojos de su abuelo se inundaron de lágrimas de manera inmediata.

Hongseok se acercó lentamente a la cama con sus ojos brillantes debido a las lágrimas acumuladas y, Jimin decidió apartarse un poco para darles espacio, una vez a su lado sujetó la mano de su nieto con fuerza.

—No sabes la alegría que siento al verte despierto, hijo —su voz se cortaba por minutos debido a la emoción y las lágrimas bajaban por sus mejillas una tras otra—. Perdóname por no haberte protegido como te lo prometí —se inclinó hacia adelante para poder besar la frente de su nieto.

Jungkook cerró los ojos al tacto y sintió su corazón doler, ver a su abuelo llorando y pidiéndole perdón lo devolvía al pasado, en aquellos momentos difíciles en los que su abuelo sufría por las múltiples veces que terminó en el hospital debido a su condición.

—Seguro te preocupaste mucho, perdón por hacerte pasar por esto una vez más —se disculpó Jungkook con sus ojos cristalinos.

El señor Hongseok se alejó y volvió a ponerse recto, negó con la cabeza mientras a su nieto.

—No fue tu culpa terminar en el hospital, y ninguna de las otras veces tampoco lo fue —reiteró—. Siempre voy a preocuparme por ti porque eres lo más importante que tengo.

Jimin los observaba y sentado desde el sofá a pocos metro de la cama, le fue inevitable no soltar algunas cuantas lágrimas ante tan conmovedor momento entre el señor Hongseok y Jungkook, podía notar lo mucho que ambos se querían, incluso mucho más de lo que pensó. La relación que ellos tenían era tan unida y bonita.

—Gracias abuelo —ambos se sonrieron y antes de que pudieran hablar más la puerta se abrió por tercera vez.

Jungkook llevó la vista hacia la puerta y entonces vio a varios rostros conocidos entrar a la habitación con bastante energía cambiando el ambiente casi instantáneamente a uno más alegre.

Estos eran Seokjin, Cindy, Jade, Kevin y Hyunah, quienes se acomodaron alrededor de su cama, pero lo que le llamó la atención y no solo a él, sino al señor Hongseok y a Jimin, es que tres de ellos traían un arreglo florar poco convencional.

—¡Jungkook, al fin estás despierto! —exclamó Seokjin con emoción, pero luego volteó a ver a Kevin y frunció el ceño—. Espera un segundo —miró a Cindy y a Jade—, ¿por qué diablos trajeron esas coronas de flores? ¡Esto no es un funeral! —los regañó.

Cindy rápidamente señaló a Kevin con el dedo índice de su mano derecha.

—¡Fue idea de Kevin! —dijo ella.

—Le dije que era una mala idea —habló Jade bajando la corona que llevaba—, mejor le hubiéramos traído un pastel.

—¡Hoy es domingo, las florerías estaban cerradas! —se defendió Kevin, alzó su voz pero no estaba enojado—. Y esto fue lo único que encontré camino acá.

—Mejor no hubieras traído nada entonces —dijo Seokjin.

—Pero por lo menos le traje algo, ¿tú que le trajiste?

—Bueno... —no le había llevado ningún obsequio—, le traje todo mi apoyo y cariño.

Kevin empezó a reír a carcajadas.

—¿Y así dices ser su mejor amigo? —le cuestionó pero solo quería molestar a Seokjin, sabía que no hacía falta de un regalo para demostrar el valor de una amistad.

—¡Claro que lo soy! —aseguró con firmeza.

Entonces comenzó una discusión entre Seokjin y Kevin, pero lejos de parecer una pelea seria, y causar preocupación, lo único que provocó fue la risa de los demás, incluido la del señor Hongseok.

—¡Chicos, paren! —Hyunah interfirió con una sonrisa—. Este no es momento para discutir —observó a su jefe, acercándose más a la camilla con una sonrisa llena de alivio—. Jungkook, me alegra mucho que finalmente hayas despertado. Estábamos muy preocupados por ti.

—Sí, la verdad es que estábamos asustados también —comentó Jade.

—Muy asustados, por un momento pensamos que no volveríamos a hablarte —dijo Cindy con sus ojos llorosos.

Jungkook, con algo de confusión, miró a todos.

—No sabía que significaba tanto para ustedes... Nunca pensé que fuera más que un jefe —les hizo saber.

Los chicos voltearon a verse entre sí, claramente sorprendidos. Luego regresaron la atención a su jefe y le sonrieron genuinamente.

—Ellos estuvieron aquí todos los días, Jungkook —dijo Jimin acercándose a la cama, parándose a un lado del abuelo.

—Cuidaron de ti estas semanas, cada uno se turnaba para hacerlo —agregó el señor Hongseok.

—Queríamos que supieras que no estabas solo —comentó Hyunah—. Tal vez no lo sabes pero para nosotros no solo eres nuestro jefe, eres más que eso.

Cindy, Jade y Kevin asintieron de acuerdo con las palabras de Hyunah.

—Tal vez eres un jefe gruñón, pero les caes muy bien —habló Seokjin provocando la risa de los demás.

—Hasta el subdirector lloró por ti —contó Kevin, aunque no lo admitirá.

—¡Eso no es verdad! —protestó con sus mejillas levemente rojizas.

—¿En serio lloraste? —indagó Jungkook mirando de manera algo burlona a su amigo—. Recuerdo que una vez me dijiste que si terminaba en el hospital no vendrías a verme.

Todas las miradas se fueron directo hacia Seokjin, quien se sintió juzgado por esas miradas. Negó con la cabeza un par de veces.

—Lo dije porque me enojaste, acuérdate —dijo Seokjin.

—No puedo creer que le haya dicho eso —comentó Kevin, dándole una mirada de desaprobación pero solo seguía molestando a su superior.

Mientras molestaban a Seokjin, Jungkook se sintió un poco abrumado por todo el aparente cariño que ellos sentían por él. Pensaba que todo se limitaba a lo profesional, pero ahora entendía que la conexión con ellos iba mucho más allá. Durante muchos años su único amigo verdadero había sido Seokjin y saber que ahora tenía más amigos le provocaba una inmensa alegría.

Después de un momento, el señor Hongseok se acercó a Jimin y le hizo una seña sutil con la cabeza para que lo acompañara afuera de la habitación. Ambos salieron en silencio, dejando a Jungkook con sus amigos.

—Jimin, contacté a un amigo que es abogado. Le pedí que analizara las pruebas falsas que encontraste —habló en voz baja.

—¿Qué le dijo?

—Todavía las está revisando, pero en unas horas me dará noticias.

Jimin asintió con la cabeza pero su preocupación era notoria.

—Además, está preparando una defensa por si la policía recibe los documentos originales. Pero no te preocupes, Jimin, no dejaré que nada malo te pase.

El ojiazul sonrió agradecido.

—Muchas gracias, señor Hongseok.

✧✦✧

En la oficina de la detective Roseanne papeles esparcidos cubrían su escritorio, y un tablero en la pared mostraba fotografías y posibles conexiones entre los sospechosos.

Hoseok, sentado frente a ella, revisaba con concentración la información que tenían hasta el momento.

—Entonces, tenemos tres sospechosos principales: Jeon Hyuwon, Lucius Santana y Park Jimin —dijo Hoseok, rompiendo el silencio—. El señor Hongseok fue bastante directo al acusar a Hyuwon, pero Seokjin señala al prestamista como el posible culpable. Y luego está Jimin, cuyo comportamiento fue bastante... peculiar cuando le informamos que Jungkook había sido envenenado.

Roseanne frunció el ceño.

—Sí, el comportamiento de Jimin me dejó con muchas preguntas. Pero lo que más me preocupa es que, aunque Hyuwon y Lucius no parecen tener ninguna conexión entre ellos, Jimin sí tiene una conexión con Santana.

Hoseok asintió, la expresión en su rostro mostraba la misma incertidumbre.

—Además, Santana tiene un historial de manipulación y crimen, así que no sería una sorpresa si estuviera involucrado en esto de alguna manera. Pero... algo no cuadra. Siento que estamos perdiendo una pieza clave en este rompecabezas.

En ese momento, uno de los subordinados de Hoseok entró a la oficina con un informe en la mano, el pelinegro lo tomó y su subordinado se marchó dejándolos solos nuevamente. Jung leyó en silencio mientras la tensión en la habitación crecía considerablemente.

—Jimin fue visto entrando al edificio donde opera Santana —dijo Hoseok, levantando la vista del informe.

—¿Qué? ¿Fue a verlo directamente? Eso podría ser una conexión directa entre ellos dos. ¿Qué más?

Hoseok repasó el informe una vez más antes de responder.

—Parece que entró al edificio, pero Lucius ya se había ido. No hubo contacto directo, al menos según este informe.

Eso plantea muchas preguntas para Roseanne. ¿Qué hacía Jimin en ese lugar? ¿Por qué iría a un sitio tan peligroso si no tenía nada que ver con el asunto? Se cruzó de brazos, quedando pensativa por unos momentos.

—Podría ser que Jimin esté tratando de protegerse, o quizás hay algo más que no estamos viendo. Necesito hablar con él directamente, mañana ve a buscarlo y tráelo aquí para interrogarlo.

Hoseok asintió y el teléfono de Roseanne, que estaba sobre el escritorio, sonó capturando la atención de ambos. Ella lo agarró y contestó.

—¿Sí?... Oh, entendido, gracias por avisar.

Roseanne colgó el teléfono y observó a Hoseok.

—Jungkook ha despertado.

—¡¿Qué?! ¡¿De verdad?!

La detective asintió con la cabeza.

—Esto cambia las cosas. Jungkook podría tener las respuestas que buscamos —comentó Jung.

—Sí, pero no está en condiciones de ser interrogado ahora mismo.

—Es cierto, acaba de despertar y sería imprudente ir ahora. Podemos esperar un par de días, es mejor que se recupere primero.

—Entonces ahora enfócate en Hyuwon y en Lucius, infórmame sobre todo lo que hagan.

—¿Y qué haremos con lo de Jimin?

—Lo dejaremos tranquilo estos días para que pueda estar con su esposo.

—Muy bien —dijo Hoseok con una sonrisa antes de salir de la oficina.

✧✦✧

El sol de la mañana entraba suavemente por las persianas de la habitación de Jungkook, iluminando el espacio con un cálido resplandor. Sin embargo, dentro de la habitación el ambiente se sentía denso, cargado con la frustración de un hombre acostumbrado a la acción, no a la inactividad.

Estaba recostado en la cama, mirando fijamente al techo, con la mandíbula apretada y los músculos tensos. Habían pasado tres días desde que despertó del coma, pero cada minuto en esa cama se sentía como una tortura. Sabía que mientras él yacía ahí, le estaba dando más tiempo a Hyuwon para que pudiera hacer lo que quisiese y no podía soportarlo más.

—Tengo que dejar este hospital —murmuró y llevó su mano derecha hacia la cánula nasal que todavía usaba, pero antes de que pudiera quitársela la puerta de la habitación se abrió lentamente.

Bajó su mano y giró la cabeza con expectativa pensando que sería Jimin, sin embargo, la persona que vio entrar no era su esposo.

—Me alegra verte despierto, sobrino —dijo Hyuwon, fingiendo felicidad mientras se acercaba con una sonrisa cínica en el rostro.

—A mí también me alegra verte, no sabes cuánto —contestó, devolviendo la sonrisa pero sus palabras no eran más que sarcasmo—. ¿Haz venido a terminar con lo que empezaste?

—No entiendo a que te refieres —Hyuwon entendió perfectamente lo que su sobrino insinuaba, que ya sabía que él había intentado matarlo, aún así le era divertido hacerse el desentendido solo para fastidiarlo.

Jungkook sonrió con ironía y negó levemente con la cabeza, Hyuwon, con su usual aire de superioridad, se acercó un poco más, sus ojos brillando con malicia.

—Parece que no estás en tu mejor momento —fingió compasión en su rostro mientras observaba a su sobrino, notando la fragilidad de su estado y hasta en lo muy fácil que sería acabar con él ese instante.

Estaban solos y no habían cámaras de seguridad, nadie podría enterarse si algo le pasaba.

—¿En qué piensas? —inquirió, mirándolo de manera interrogativa como si pudiese adivinar los pensamientos de su tío—. Seguro en nada bueno, pero te recuerdo que hay oficiales fuera de esta puerta.

Hyuwon soltó unas leves risas, estaba pensando, sin embargo no totalmente sumergido en ellos.

—Es una pena verte así tan... indefenso.

Jungkook no respondió de inmediato, luchando por mantener la calma. Podía sentir la burla en cada palabra de Hyuwon, y eso solo alimentaba su ira. Finalmente, lo miró con frialdad, dejando que su resentimiento se filtrara en su voz.

—Pero si estoy así es por tu culpa.

Hyuwon levantó una ceja, fingiendo sorpresa.

—¿Mi culpa? —repitió, negando con la cabeza mientras una sonrisa divertida se formaba en su rostro—. No sé de qué estás hablando.

Jungkook apretó los puños sobre las sábanas, resistiendo el impulso de abalanzarse sobre él.

—Sé perfectamente que fuiste tú quien me envenenó —dijo con voz firme, sus ojos fijos en los de su tío y viceversa.

La sonrisa de Hyuwon se transformó en una expresión facial que bordeaba la diversión.

—Por supuesto que lo hice —respondió Hyuwon con una tranquilidad espeluznante, como si estuviera admitiendo algo tan trivial como robar un caramelo—. Pero te estás olvidando de algo, Jungkook, no fue mi mano la que puso el veneno en tu cuerpo.

Jungkook lo miró con sospecha, intentando comprender las palabras de su tío.

—¿Los postres que comiste un día antes no estaban deliciosos?

—¿Qué? —no comprendía.

—Tu querido esposo sí que sabe hornear —dijo como si realmente estuviera alabando las habilidades de Jimin en la cocina.

—¿Qué fue lo que hiciste? —cuestionó Jungkook, con la voz cargada de rabia y desesperación.

Hyuwon sonrió, disfrutando de cada segundo.

—Yo no hice nada —respondió—. Solo me encargué de que tu esposo te envenenara indirectamente, pero no te preocupes, él no sabía nada.

Entonces, un recuerdo cruzó su mente, la última vez que había compartido un momento con Jimin en casa, cuando probó los postres que darían en su boda, los cuales había preparado especialmente para él. Jungkook sentía un escalofrío recorrer por todo su cuerpo y así mismo como su estómago se revolvía, pero no por el hecho de que su tío confesó que de alguna manera había hecho que Jimin llevara esos postres envenenados, sino más bien al imaginar que su amado pudo haber sido también una víctima de la warfarina si hubiera decidido comerlos junto a él.

Tras unos segundos, Hyuwon vio como su sobrino empezaba a entender y quizás hasta imaginar posibles escenarios de como lo había hecho, pero eso era lo menos importante.

—Veo que ya lo entiendes —comentó con una voz cargada de malicia.

Jungkook cerró los ojos un momento, tratando de calmarse, pero la furia se arremolinaba en su pecho.

—¡Tú, vas a pagar por incluir a Jimin en esto! —aseguró con determinación.

En ese instante la voz de Hyuwon interrumpió cualquier pensamiento de venganza inmediata que pudiera estar pensado.

—Tengo pruebas, Jungkook, pruebas que apuntan directamente a Jimin como el responsable de tu envenenamiento.

El corazón de Jungkook se aceleró, incluso hasta su cuerpo tembló ligeramente, pero se obligó a mantener la calma. Sabía que Hyuwon era un maestro en manipular a las personas, y no podía dejarse llevar por sus palabras tan fácilmente.

—Eso es ridículo —dijo con una risa amarga—, seguro esas pruebas las haz hecho tú, ¿no?

—Por supuesto que las fabriqué yo —aceptó con orgullo.

—Entonces... si yo le digo a la policía que no fue él, sino tú, quien intentó matarme, esas pruebas no tendrían validez.

Hyuwon soltó una risa baja, sacudiendo la cabeza con una expresión de diversión en su rostro.

—¿De verdad crees que la policía va a creer en tu testimonio? —preguntó Hyuwon, con una sonrisa burlona—. Estás cegado por el amor, Jungkook. Para ellos, serás solo un esposo enamorado que no puede ver la realidad. Ellos pensarán que Jimin se casó contigo por interés, y que luego intentó matarte para quedarse con tu dinero y así poder pagar su deuda.

El rostro de Jungkook se tensó al escuchar esas palabras. Hyuwon había estado investigando sobre la vida de Jimin y eso no podía ser una buena señal.

—Eso es bastante razonable —continuó Hyuwon, observando como la preocupación crecía en los ojos de su sobrino—. Con eso y las pruebas, ¿no crees que son razones suficientes para que toda la culpa caiga sobre Jimin?

—¿No te da miedo que los policías que están afuera te estén escuchando?

Hyuwon abrió sus ojos en grande.

—Creo que se te olvidaron, ¿no?

—Espera...

Caminó rápidamente hacia la puerta y la abrió, con un gesto de cabeza llamó a los dos hombres uniformados, que desde hace semanas vigilaban a Jungkook, para que se acercaran.

—¿Te refieres a estos oficiales? —cuestionó, parado a un lado de ellos—. Ellos trabajan para mí —confesó alegre—, todo lo que vean y escuchan no saldrá de aquí, ¿no es así?

—Sí señor —dijeron ambos mostrando su respeto a Hyuwon con una reverencia.

Jungkook se quedó inmóvil, tratando de asimilar lo que veía, eso significa que ellos no estaban cuidándolo sino más bien vigilándolo para darle información a Hyuwon.

—¿Por qué me estás diciendo todo esto? —cuestionó y Hyuwon sacó a los oficiales de la habitación para luego cerrar la puerta detrás suyo—. ¿Por qué me confiesas lo que hiciste? ¿Qué es lo quieres realmente lograr al hacer esto?

—¡Vaya! —le aplaudió por dos segundos—. Veo que no eres tan estúpido como para no darte cuenta de mis intensiones.

Se acercó a Jungkook, parándose a un lado de él.

—Lo que quiero es fácil, quiero que cuando la detective que está llevando tu caso venga a tomar tu declaración... tú cambies tu testimonio.

El pelinegro volteó a ver a Hyuwon y en su mirada mostraba el resentimiento que sentía hacia él, aún más lo equivocado que estaba si creía que haría tal cosa.

—Eso no pasará —respondió Jungkook con firmeza—. ¿Crees que realmente te ayudaré para que quedes impune?

Hyuwon giró los ojos y chasqueó la lengua con fastidio, como si estuviera lidiando con un niño testarudo.

—No me dejas otra opción —dijo Hyuwon, sacando su móvil del bolsillo—. Tal vez esto te haga cambiar de parecer, pero déjame decirte que tú me estás obligando a hacer esto.

Jungkook observó con desconfianza cómo Hyuwon manipulaba el teléfono en sus manos, temiendo lo que pudiera mostrarle. Pero más que el miedo, era la creciente certeza de que Hyuwon de alguna forma u otra lograría su objetivo.

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